Primera generación que inició primaria en pandemia enfrenta rezagos en su educación

Por: Equipo de Redacción | 17/07/2025 06:00

Primera generación que inició primaria en pandemia enfrenta rezagos en su educación

A cinco años del inicio de la emergencia sanitaria por COVID-19, egresa la primera generación de estudiantes que cursó su primer año de primaria durante el confinamiento. La interrupción abrupta de clases obligó a millones de niñas y niños a continuar su formación en casa, en condiciones desiguales y con limitaciones pedagógicas y tecnológicas significativas.

Hoy, aunque estos alumnos se preparan para ingresar a secundaria, enfrentan persistentes rezagos en lectoescritura, matemáticas y desarrollo emocional. Una estudiante de sexto grado, que en 2020 tenía solo seis años, recuerda que su grupo no pudo concluir el ciclo escolar de forma presencial. Desde su experiencia, la pandemia marcó un antes y un después en la forma de aprender y convivir, incluso cuando las clases presenciales se reanudaron.

Aunque la alumna afirma sentirse preparada para el siguiente nivel, reconoce que muchos de sus compañeros enfrentan dificultades heredadas del confinamiento. ‘Hasta la fecha hay niños que no saben leer bien en quinto y sexto grado. La pandemia complicó bastante las enseñanzas’, expresó en entrevista con El Sol de Toluca. También señaló que no todos partieron del mismo punto: algunos no cursaron preescolar y otros tuvieron entornos familiares que no apoyaron la continuidad educativa en casa.

La subdirectora de la primaria Eudoxia Calderón Gómez en Toluca, Patricia Emireth García Huicochea, confirmó que los efectos del confinamiento aún se reflejan en aspectos clave del proceso de aprendizaje. Uno de los mayores impactos ha sido la pérdida de hábitos, límites y responsabilidades en el entorno familiar, dificultando la adaptación al regreso a clases presenciales.

‘El hogar se convirtió en un caos. Los niños vivieron sin reglas, horarios ni responsabilidades, lo que generó dificultades para recuperar la dinámica escolar’, explicó la docente. Añadió que, aunque los estudiantes han demostrado capacidad de adaptación, todavía persisten problemas en caligrafía, trazado de letras y memorización de operaciones básicas como las tablas de multiplicar.

En las aulas, los docentes han tenido que concentrar esfuerzos en desarrollar habilidades que antes se daban por sentadas. Ya no basta con cubrir contenidos, ahora se trabaja en fortalecer competencias como la comunicación escrita, el trabajo en equipo y la empatía, sin descuidar los aprendizajes académicos.

Otra particularidad de esta generación es su transición al nuevo modelo de la Escuela Mexicana, que elimina las asignaturas tradicionales en favor de campos formativos y proyectos integradores. La subdirectora mencionó que los alumnos lograron entender esta lógica y adaptarse a las nuevas dinámicas con mayor facilidad que algunos docentes.

No obstante, aún existe el reto de vincular este modelo con los niveles subsecuentes, especialmente en secundaria, donde predomina la estructura por asignaturas. ‘Los alumnos dicen que trabajan con metodologías activas, pero en secundaria es necesario coordinar diferentes maestros en un mismo proyecto. Es un proceso que todavía se está ajustando’, comentó.

Aunque los estudiantes que egresan este año cuentan con aprendizajes que les permitirán continuar su trayecto, muchas de esas competencias coexisten con lagunas importantes. Las instituciones educativas han enfocado esfuerzos en mitigar los efectos visibles del confinamiento, pero las condiciones socioeconómicas y emocionales siguen generando profundas diferencias.

Según organismos internacionales y evaluaciones nacionales, los rezagos en lectura y matemáticas en educación básica son todavía significativos. Estudios como el de Proeducación estiman que hasta uno de cada cuatro estudiantes no logró recuperar plenamente los aprendizajes fundamentales tras la pandemia.

Para esta generación, que comenzó primaria en medio del encierro y egresa en un contexto de transformación curricular, el principal desafío, coinciden estudiantes y docentes, es avanzar pese a las secuelas y dificultades heredadas.